viernes, 18 de julio de 2014

Pezones que Matan - Chicas Calientes

Lola no podía explicarle a su esposo como eran las cosas, simplemente lo alentaba a que disfrutara sus éxitos de negociación. Es más, cuando él le dijo que el gerente lo enviaba por unos días a cerrar trato con otros clientes, ella respiró aliviada. No hacía más de media hora que su esposo se había ido, cuando sonó el timbre de calle. Grande fue su sorpresa cuando vio al jefe de su esposo esperando ser atendido. Ella abrió la puerta, completamente sonrojada, pues imaginaba a que se debía la visita del gerente.
-buenos días- dijo el gerente mientras le entregaba una fría botella de champagne.
-buenos días – repitió casi mecánicamente ella
-vengo a festejar y a felicitarte – el gesto del gerente era de complicidad.
Lola se quedó analizando, pues tenía dos opciones, podía darse de ofendida, y echar a ese tipo, pero su esposo se enteraría de todo y se complicarían las cosas, o por el contrario, dejarse festejar y seguirle la corriente. Se decidió por la segunda opción y con un gesto cómplice lo hizo pasar.
-Adelante, pues- dijo ella con una sonrisa
El gerente rápidamente ingresó en la casa de Lola, quien luego de cerrar la puerta, se dirigió hacia el mueble donde guardaba las copas, mientras tanto él destapó la botella, para llenar ambas copas que ya sostenía Lola. Brindaron por el éxito de los negocios, y mientras ambos consumían el champagne, ella lo observó. Realmente no era un tipo desagradable, por el contrario, un poco más alto y más fornido que su esposo, aunque un poco más grande de edad, lucía mejor cuidado.
-por lo menos no va a ser tan desagradable – se dijo a si misma ella.
Él también la observaba, sus pechos debajo de esa camisa, se asomaban invitando a zambullirse en ellos. Ella advirtió la mirada de él.
-mis ojos están mas arriba señor – dijo ella sonriendo
-perdón… pero….yo- intentó excusarse él.
-no hay problema, pero discúlpeme, me voy a poner más cómoda- dijo ella mientras rozaba con su dedo índice el rostro de él.
El jefe se maldijo a sí mismo, su falta de disimulo, sin duda haría que ella se tapara hasta el cuello, se dio vuelta para observar como las bellas piernas de Lola asomaban por debajo de la falda. De repente las piernas se detuvieron, cuando él levantó la vista, ella lo miraba sonriendo.
-no sea pícaro señor – dijo ella esta vez simulando enojo.
El jefe se sonrojó
-que pelotudo que soy- se dijo él.
Dos minutos después, aún de pie en el centro de la habitación, miraba por la ventana hacia la calle.
-ya estoy lista- escuchó decir a Lola
Cuando el jefe miró hacia ella, no pudo dar crédito a sus ojos. Lola solamente totalmente desnuda, excepto por la camisa que ahora toda desprendida dejaba ver el excepcional cuerpo de Lola, desde su vagina coronada por unos pocos vellos hasta casi la totalidad de sus hermosos pechos. El gerente sufrió una repentina erección. Tuvo que sentarse pues el impacto fue elevado.
-sos…hermosa- dijo apenas él



-¿Le gusta lo que ve señor?- dijo ella muy suavemente
Él recorrió la distancia que lo separaba de ella, sus ojos adquirieron un toque de lujuria cuando sus manos abarcaron su cintura, ella sonrió muy sexy, y empinándose un poco sobre la punta de sus pies le dio un beso apasionado a quien ahora era “su jefe”. él bajó sus manos hasta las desnudas nalgas de ella y comenzó a acariciarlas, ella comenzó a besar el cuello de él mientras le desprendía la camisa, bajó hasta el pecho, luego jugueteó en el abdomen del gerente, donde se adivinaban aún signos de ejercicio físico debido a que no presentaba ningún abultamiento, suavemente le desprendió el pantalón que cayó más abajo de las rodillas, y deslizando dos dedos por debajo del calzoncillo también lo deslizó hacia abajo. Lola con su lengua jugueteó unos segundos en el abdomen, para luego bajar por una de las piernas hasta la zona interna de los muslos, desde allí volvió a subir lentamente dirigiéndose hacia la verga que ya se mostraba tremendamente dura, pero en el último instante, se desvió hacia el costado.
-no seas así, perrita- dijo el gerente que desde arriba tenía una vista excelente del hermoso culo de Lola.
Lola divertida, ahora a un costado de la verga comenzó a llevar su lengua hacia el centro, y cuando iba llegando, bajó repentinamente hacia los testículos, tomándolos con ambas manos comenzó a besarlos y a chuparlos, luego de unos momentos recién se introdujo la verga en la boca, la dejó inmóvil en su interior, y mientras miraba al jefe, tomó el tronco de la verga y comenzó a mover su mano.
-¿le gusta así señor?- dijo de la forma más sexy que podía.
-me encanta mi vida- dijo el jefe acariciándole la cabeza con suavidad
Lola incrementó el movimiento, chupando con fuerza, deteniéndose sólo para hablar y hacerlo desear un poco.
-Me va a dar mi leche señor?-



-si…te...la...voy…a…dar- solo pudo decir él
Ella apretó un poco en su mano los testículos
-¿para quien son esos huevos?-hizo una pausa intencionada - ¿señor?-
-para vos- dijo a punto de estallar el gerente.
Ahora Lola si se dedicó a mamársela al jefe con ganas, y sin darse cuenta casi, comenzó a estimularse el clítoris ella misma. Unos breves minutos bastaron para que él estallara en su boca. Ella dejó que el se vaciara a voluntad
-que rica lechita, quiero más, ¿tiene señor?- dijo ella ahora con tono infantil.
Se puso de pié, tomó el miembro de él y se lo colocó entre las piernas, que mostraba signos de flaccidez.
-pobrecito, ¿está cansado? – dijo mientras con breves movimientos provocaba que la verga le rozara la vagina, el jefe una vez más la tomó del culo, y la apretó contra él. Sus tetas se aplastaron contra el pecho masculino que la abarcaba. La verga comenzaba a recuperar su dureza.
-bueno, ¡parece que mi amiguito se está despertando!- dijo ella
Y separándose un poco tomó la verga en sus manos, comprobando que ya volvía a estar en un nivel “aceptable”. Ella se giró para apoyarse en el asiento de una silla, y con un suave movimiento de su culo invitaba al gerente a realizar el ataque. Él respondió al estímulo y tomándola de la cintura la penetró en un solo movimiento.
-ay, me duele- dijo ella poniendo a propósito un tono lastimero
-perdón bebé, me desespero al verte –dijo él
-la tenés muy grande, dame mas despacio – exclamó ella
El gerente prestó mucha atención en moverse más despacio. Luego de un par de movimientos, fue Lola la que comenzó a moverse, con fuerza aguantaba la pija que entraba y salía de ella.
-ay, si, si, así, dame así, por favor-
El gerente jadeaba



-si hasta el fondo, dame así – repetía ella.
El gerente volvió a eyacular, esta vez lleno la vagina de Lola con su semen, y exhausto se volcó sobe las caderas de ella.
-¿que paso señor se cansó? ¿O tiene más para mi?
-No lola, me has vaciado, putita- dijo el gerente mientras comenzaba a recuperarse.
Ya vestido y un poco mejor después del café que Lola le había convidado, el gerente se retiraba cuando se volvió hacia Lola.
-fue un gusto festejar contigo- dijo él
-Cuando quiera podemos repetir- dijo Lola sonriendo.
Muchos negocios hicieron en la empresa, y por cada negocio que cerraron, tuvieron su festejo privado.
Su marido no sabía que su fuerte para los negocios era su esposa. Siempre creyó que era él un negociante experto.
Sorprendido ví esos pezones que matan.. y que me exitan.. muren que belleza de pezones son los mas ricos para chuparlas y en mi imaginacion sacarle leche... me saboree no saben con que gusto soy una persona que me encantan los senos y sobre todo cuando veo pezones grandes que se ajustan en mi boca y lengua...




















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